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EL
PAISAJE VEGETAL DE CARTAGENA, FRUTO DE UN LARGO PROCESO DE DEGRADACIÓN.
Las comunidades
vegetales que hoy encontramos en la mayor parte de los paises ribereños
del Mediterráneo son, en gran medida, herencia de los distintos
aprovechamientos que el hombre ha hecho he hecho del territorio a lo largo
de miles de años.
Así,
la vegetación ordinaria que encontraron los habitantes del Paleolítico
en la comarca de Cartagena, formada por extensos lentiscares, pinares,
sabinares, cornicales y, en menor medida, carrascales más localizados,
entremezclados con multitud de especies como el palmito y la coscoja entre
otros, ha desaparecido de la mayor parte de la sierra, o ha sido sustituida
por especies más oportunistas como el pino carrasco y diversos
matorrales poco exigentes. Con ella desaparecieron también animales
como el ciervo o el lobo, que habitaron la mayor parte de nuestros montes.
Las roturaciones
de tierras con fines agrícolas -especialmente para el cultivo intensivo-,
las urbanizaciones litorales -destructoras de grandes extensiones dunares
y almarjales-, la extracción de madera para la construcción
de viviendas o barcos -sobre todo antes de la Edad Media y más
escasamente entre los siglos XVI y XIX-, las actividades mineras -principalmente
en la segunda mitad del siglo XX- y los incendios forestales, han dejado
un paisaje profundamente alterado donde sólo unos pocos espacios
privilegiados muestran comunidades bien conservadas de flora autóctona,
como ocurre en el entorno de Calblanque-Peña del Águila,
Sierra de la Muela o rambla de El Cañar-Peñas Blancas.
Pero no todo
ha sido destrucción, también han existido intentos de conservación.
Ya en 1787 aparecen acotados los montes de la Muela y Peña del
Águila, los más representativos en cuanto a las plantaciones
que en ellos se realizaban, sobre todo con pino, para poder abastecer
a los astilleros de la Marina en la Jurisdicción de Cartagena.
Para cumplir estas normas llegaba a castigarse duramente a los infractores,
obligándoles a plantar un buen número de árboles
por cada uno que arrancaban, lo que no impidió que se destruyeran
las zonas boscosas.
En las últimas
décadas se ha ayudado poco a la vegetación ya que, , además
de destruirla, se han hecho pocas repoblaciones, y en ellas se ha utilizado
casi exclusivamente pino carrasco, en detrimento de otras muchas especies
autóctonas de mayor interés ecológico y cultural.
UNA
FLORA SINGULAR
A pesar
de las alteraciones producidas a lo largo de la historia, las sierras
litorales de Cartagena, unidas al tramo costero que se extiende
hasta el Cabo de Gata, en la vecina provincia de Almería,
albergan especies vegetales de enorme interés científico
y cultural. Destacan sobre todo las plantas iberonorteafricanas
- espacies tan solo presentes en esta franja costera y en el Norte
de Africa-, con especies tan singulares como el araar o sabina mora
-solo existen ejemplares autóctonos en la sierra de Cartagena
dentro de toda la Europa continental-, el arto, cornical y caralluma
entre otros. A ellas se unen especies solo presentes en la Comarca
Natural del Campo de Cartagena -endemismos- como la jara de Cartagena,
y otrascon distribución restringida al sureste de la Península.
Especies
frecuentes en la Península Ibérica como la encina,
de la que solo queda medio centenar de ejemplares en toda la sierra
de Cartagena, o en el madroño, con un número todavía
menor, eran antes más abundantes, y hoy solo se encuentran
en lugares relativamente umbríos.
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Araar
o sabina mora
Tetraclinis articulata
El araar, conocido en la comarca como sabina de Cartagena, es un
arbolillo que encuentra en la sierra litoral sus últimas
poblaciones naturales de la Europa continental
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El pinar
de pino carrasco, que comienza a formar pequeños bosques, y las
comunidades de arbustos y matorrales, con especies como el esparto, palmito,
espino negro, y aromáticas como el romero o el tomillo, constituyen
hoy la vegetación predominante, perfectamente adaptada a unas condiciones
climatológicas especialmente duras, que se caracteriza por altas
temperaturas y escasas precipitaciones,típicas de clima semiárido.
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